viernes, febrero 11, 2011

DE CRETINOS E ÍNDICES DE INFLACIÓN

Por: Gabriel Castillo-Herrera
En el Foro Económico Mundial de Davos, el responsable de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México, Ernesto Cordero, afirmó que los incrementos en el costo de la gasolina no repercutían en el alza de precios. Y, para demostrar su dicho, afirmó que en el mes de enero el índice de inflación –según el Banco de México- había sido el más bajo en una veintena de años. ¡Santísima estabilidad económica, Batman!
Los demás asistentes al foro debieron quedar sorprendidos de que, en México, quienes se encargan del manejo de la economía posean varitas mágicas y sepan diseñar sortilegios para que las leyes económicas funcionen de forma diferente al resto de las economías de mercado del mundo. “Pues ¿cómo le hacen?”, inquirieron todos a viva voz pues no salían de su asombro. “¿Acaso se lo deben a la milagrosa Morenita del Tepeyac?, ¡que nos lo explique el señor Bruno Ferrari!”, pidieron a coro. Sin embargo, como el tiempo de exposición en ese tipo de foros no es abierto, dado el número de participantes, no hubo posibilidad de que nuestro brillante funcionario diera luz con su sapiencia a quienes lo inquirían.
Muy lejos de Suiza, acá por los rumbos de la Colonia Guerrero, se suscitaba un hecho cotidiano. Don Memo Portales (no confundir con Bill Gates, sólo son homónimos) salía a la calle, como todas las mañanas, con la firme intención de dirigirse al puesto de tacos de la esquina, el cual es atendido por “el Lorenzo” Sam Brada (tampoco confundir con el conocido empresario cementero expropiado por Hugo Chávez, allá en Venezuela). Llegó a su destino y luego de las consabidas salutaciones y comentarios acerca del clima, el partido de fútbol de la noche anterior y de las alzas de precios merced a “la cuesta de enero”, procedió a desayunar. Pidió le sirvieran dos tacos de nana, uno de maciza y otro de cuerito, los cuales engulló con fruición; limpió sus dedos y labios con un trocito de papel de estraza y, acto seguido- solicitó la cuenta. Sam tomó un lapicillo con el cual garabateó sobre otro papelillo y determinó: “Son cincuenta pesos, don Memo”. El sorprendido señor Portales contestó:
-¿Qué pasó, “Lorenzo”? ¿Pos qué, no soy cliente de diario pa’ que me quieras “ver la cara”? ¡Pos si siempre pido lo mismo y me has cobrado nomás cuarenta pesos!
-Pos sí, don “Memorias”, pero pus ya subió el pan…
-¿Y eso qué? ¿Apoco les pones pan a los tacos como pa’ que cuesten más?
-Pos no, pero pus mis hijos sí comen pan; ansí que yo le tengo que subir a los tacos pa’ poder comprar el pan pa’ mis hijos y mi vieja. No puedo mantener los precios de los tacos porque si no ya no voy a poder comprar el pan; y ‘on’ que los escuincles son re tragones de “conchas”. Así… ¿pos qué quiere que haga?
Con tal lección de economía –que convendría tomara Ernesto Cordero, antes de decir barbaridades en Davos- se retiró don Memo Portales encaminándose a su taller con una idea fija: “Nooo, pus así no me sale; tengo que subirle a la ‘hojalateada’ de las carcachas, ni modo”.